La miel contiene un 80 por ciento de azúcar en forma de fructosa, pero es mucho más que azúcar. Por el contrario, el azúcar común contiene de forma exclusiva un solo glúcido: la sacarosa y su importancia nutricional es puramente calórica. Es decir, es un alimento que sólo aporta calorías vacías y puede considerarse un alimento superfluo.
Si bien es verdad que el contenido calórico del azúcar y de la miel es prácticamente el mismo (es decir, engordan igual), la miel contiene proporciones pequeñas de varios micronutrientes de gran valor nutritivo y con efectos beneficiosos para la salud.
La miel, por su parte, contiene proporciones pequeñas de varios micronutrientes: aminoácidos esenciales, ácidos orgánicos, minerales (azufre, hierro, calcio, potasio, fósforo, magnesio, cobre, manganeso) y vitaminas (C y grupo B). Además se le atribuyen propiedades antibióticas, antiinflamatorias y desinfectantes procedentes de las plantas empleadas por las abejas en su elaboración.
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